24 mar 2009

O começo do 'awayness'

07/09/08


La ansiedad anula muchas cosas. Anuló la tristeza ante la próxima lejanía de lo que, hasta ese momento, era cotidiano. Abrazos profundos y cabeza lejana, incrédula.

Sentada. Una mujer de frente amplia y pómulos sobresalientes acariciaba su vientre con sus manos de piel quebradiza y rojiza. Sus ojos negros y profundos se asomaban entre el cabello negro y liso que caía sobre su rostro. Asustados, desorientados y sin experiencia se dirigieron de nuevo hacia su vientre habitado. Las ropas desteñidas, rasgadas y masculinas confunden al espectador quien se preguntó qué hacía ella ahí, cómo llegó y qué la llevaba hacia ese extraño país. Ella espera.

Sentada. Desde la ventana se veía la sala de espera la cual observaba sin algún tipo de sensación. Aún estaba poseída por la incredulidad y una aparente apatía, más similares a la falta de compresión que a la indiferencia. La ciudad empezó a alejarse con rapidez y la noche la obligó a vestirse de luces que se hacen más pequeñas en la distancia. Se escapó de las manos y, ahí, lloró.

Respirando. Nada a través del cristal. Sólo un oscuro y espeso azul similar al negro que nublaba la vista y daba dolor de cabeza. Daba lo mismo abrir los ojos que cerrarlos, así que la música y el sueño se hicieron aliados.

Durmiendo. En realidad, el sueño no llegó, pero era mejor que mirar las hileras de sillas o el azul espeso. Así resultó mejor fingir con los ojos cerrados y permitir a la música amplificarse como efecto de la falta de visión. Los acordes atravesaban el silencio (interrumpido sólo por el constante ronrroneo del motor) y hablaban palabras incomprensibles hasta ese momento pero que, desde hace algunos años, se incrustaban en mi cerebro e insistían en reverberar en mis cuerdas vocales:
cantinhos, saudades, moinhos... todas ellas.

Aviso

Nota: Hoy el awayness acabó pero me siento llamada a relatar lo q pasó ahí. Las fechas son, algunas ficticias, otras reales. Ignoro si ubicaré en algún punto específico de tiempo lo que sucedió; sin embargo, podría considerarse improcedente hacerlo porque la condición espacio ya se hizo indefinida y, con certeza, mi memoria me traicionará y me hará recurrir a la ficción para continuar mi relato.

My eyes in here